lunes, 18 de junio de 2012

The Who?

¿Es The Who la banda más cojonuda de la Gran Bretaña?
Posiblemente. En una entrevista a Brian May, de Queen, realizada hace unos años, declaraba el señor de los rizos ya blancos que su modelo, al menos para lo que es la presentación en directo, eran los Who de marras.
Porque no es que fueran los más intensos de todos, pero sí que fueron los primeros realmente intensos; esa intensidad era algo que convenía mucho a Queen, auténticos magos de las posibilidades del estudio que tenían que apañárselas lo mejor que podían con la técnica disponible en su momento para llevar toda esa complejidad al directo. La solución era conseguir el impacto visceral de los Who, esa sensación de peligro que Pete Townshend conseguía imprimir a cada molinillo que ejecutaba con el brazo, cada salto, cada coro gritado hasta desgañitarse, que Daltrey sacaba a pasear obsesivamente en círculos, que Moon mandaba a tomar por culo con su patada final al su kit de batería. Y lo consiguieron, claro que sí.
Además de esa intensidad rayana en lo zeppeliniano, eran cuatro excelentes cantantes (ahí confieso mi envidia total: John Deacon no entonaba ni a la de tres) y tenían en Pete a un compositor clave en el devenir del Brit Rock, que igual influenció a Queen que a los Sex Pistols. Eso no puede decirlo cualquiera...

Genesis

Genesis es para mí un descubrimiento algo tardío. Por supuesto conocía el vídeo de "Land Of Confusion", que me atormentaba con su temática apocalíptica, aunque ahora lo encuentro bastante cachondo...
Cuando me enteré de que al parecer habían sido uno de los puntales del rock progresivo de los setenta y de que Peter Gabriel (otro habitual de mi infancia televisiva, qué colorines!) flipé bastante, y tuve que investigar... y tanto investigué que, hoy por hoy, han superado en mis preferencias a otras bandas que llegué a considerar insuperables en su momento en el terreno de lo sinfónico: Pink Floyd, Yes o King Crimson.
Y cuando pude comprobar lo buen batería que fue el plomizo de Phil Collins en sus años mozos y no tan mozos... hoy en día llevo los toms sin parche debajo debido a que Collins y Roger Taylor de Queen en algún momento los llevaban así... ¡adoro ese sonido penetrante, directo y setentero de mis toms, coño!
También tengo que decir que el aspecto bucólico y pastoral de la banda, con toda su carga melancólica, flautas, guitarras acústicas de doce cuerdas y coros lánguidos o excéntricos según el caso conforman una de las discografías más especiales de la Historia, y que la etapa sin Gabriel, al menos en sus comienzos, no tuvo nada que envidiar a monstruos como "Nursey Crime" o "The Lamb Lies Down On Broadway", y que los discos más recientes, hasta con Ray Wilson, mantienen un nivel notable y contienen temazos del calibre de "Mama", "Tonight...", "Fading Lights" o "The Dividing Line".
Vamos, una completa gozada.

Led Zeppelin

Led Zeppelin es algo así como la banda más quintaesencialmente genial de la historia del Rock. Confieso que más de una vez he dudado de si eran Queen o ellos mis favoritos, pues es tal el grado de maestría que desplegaron en cada uno de sus discos, y la intensidad de sus conciertos, que es para pensárselo en serio. Tal vez nunca un grupo ha tenido un cúmulo de virtudes tan completo como el que tuvo la banda de Jimmy Page y Robert Plant, pero bueno, esto de los fanatismos es algo difícil de explicar...

Queen

Por si no os habéis dado cuenta, Queen es la banda de mi vida, la que hizo que me comprara una batería con el primer sueldo que gané. Amo a estos cuatro babyboomers por encima de casi cualquier cosa en el planeta. Por tanto, aviso para navegantes: todo aquel que tenga la ocurrencia de poner a parir a la mejor banda de la historia del Rock tendrá que vérselas conmigo...

Yo soy la Morse


¿Es Steve o Neal Morse? 


Desde que Dream Theater decidieron prescindir de los servicios de Mike Portnoy a la batería, la curiosidad generalizada por cada movimiento del rompeparches más emblemático del metal progresivo ha hecho que sus variopintos proyectos tengan una repercusión quizá mayor que la que antes tenían cuando aún estaba en la banda que creó junto a sus colegas en Nueva York, hace ya más de un cuarto de siglo.
Así, la recuperación de la superbanda Transatlantic puede entenderse como un intento de permanecer en la cresta de la ola, tras un dilatado lapsus sin editar material nuevo.
Su colaboración con los heavies Avenged Sevenfold ha sido otro de los caprichos, y más recientemente ha creado otra banda de tintes muy duros junto con el excelente vocalista de Symphony X, Russell Allen, llamada Lynch Mob (mirad su versión del "Mob Rules" de Black Sabbath; es la leche).
Quizá para compensar tanta dureza ha formado con otros ilustres musicazos y un chavalín un tanto anónimo otra banda, más centrada en componer una especie de pop progresivo, con canciones llenas de matices exquisitos pero también accesibles para una audiencia más, digamos, FM. Se llaman Flying Colors.
Los compañeros de Portnoy para esta nueva aventura son tres históricos del rollo más técnico o progresivo de los últimos treinta años y ese chico, llamado Casey McPherson, que tiene una voz encantadora, un poco a medio camino entre los cantantes de Muse y Coldplay, que se encarga en mi opinión de tender puentes hacia un planteamiento más actual de la música creativa y comercial al mismo tiempo.
Los otros tipos son Dave La Rue, bajista de un gusto notable, que se las apaña para dejar claro su talento sin interferir en la labor de los demás (lo que debe hacer un bajista, coño!), y dos nombres de altura: Steve y Neal Morse, que, por si las dudas, no son hermanos.
Steve tiene un currículo impresionante: aparte de artista en solitario, ha sido guitarrista de los increíbles Dixie Dregs (donde también estuvo La Rue, creo), de los Kansas de los ochenta y actualmente no tiene casi nada mejor que hacer que ser el hacha de Deep Purple, nada más y nada menos, donde continúa dando señas de su excelente digitación.
Neal, por su parte, también es artista en solitario, y es más conocido por haber sido el cantante de la primera época de Spock`s Beard (ahora sin el pobre Nick De Virgilio, en el Circo Del Sol), y también miembro de Transatlantic, junto con Portnoy y otros dos nombres fuertes, de Marillion y The Flower Kings.
Juntos conforman un disco que requiere de varias escuchas para ser degustado correctamente, con temas que van desde una concepción del progresivo que los emparenta con Supertramp, con desarrollos que dejan a las claras las credenciales de sus miembros, partes que recuerdan a los Yes más místicos y otras que hacen mover el culo a ritmo de jazz rock marchoso hasta alguna canción de neto hard rock para que Portnoy ponga esas caras de simio que tanto hacen disfrutar a sus fans.
http://flyingcolorsmusic.com/

Jon Hijo-De-Quién?

Cuando uno habla de una banda tan esencial para el rock progresivo como lo es Yes tiene la tentación, lógica por otra parte, de centrarse en sus años de máximo esplendor, que resultan ser, cómo no, la sacrosanta década de los setenta.
También podría hablarse con mucho fundamento de su período ochentero, aquel en el que con Trevor Rabin a la guitarra y plantándole cara al castrado Jon Anderson impulsó a la banda hacia un territorio más afín al rock duro melódico y, de paso, su techo comercial con el increíble disco "90125".
Pero fue en la década anterior cuando Yes se codearon con la creme de la creme del rock británico: abarrotaron estadios, publicaron exitosos discos conceptuales dobles, directos triples repletos de lucimiento individual, fueron los primeros en utilizar rayos láser en directo (antes que Pink Floyd) o idearon imaginativos montajes escénicos, con la inestimable ayuda del enorme Roger Dean, en dura competencia con el estudio Hypgnosis.
Fueron teloneados por Queen cuando aún no habían llegado a lo más alto (ni Queen, por supuesto), y llegaron a equipararse a otros gigantes, como Jethro Tull, a los que anteriormente habían teloneado a su vez.
Técnicamente, con la excepción de la Mahavishnu Orchestra, más acorde con el movimiento del jazz rock, representaban el techo  de la escena británica de la época junto a Emerson, Lake & Palmer o Gentle Giant, aunque estos últimos nunca disfrutaron de las mieles del éxito en el modo que Yes lo hizo, y junto a los inevitables Pink Floyd serían la banda más popular del estilo.
Pero Floyd y ELP no son tan representativos de una época. Yes es la banda quintaesencial del rock progresivo si se piensa en sus constantes más evidentes (los citados álbumes conceptuales interminables, la técnica apabullante, las canciones de más de 20 minutos, las letras fantásticas o ininteligibles), por mucho que, desde hace ya muchos años, hayan progresado más bien poco (en ese aspecto tanto King Crimson como Van Der Graaf Generator les echan la pata).
Tenemos, por tanto, lo que su antiguo batería Bill Bruford llamó una "banda museo", algo por otra parte no necesariamente despectivo, sobre todo si pensamos en bandas como los Rolling Stones o AC/DC, que poco o nada ofrecen de nuevo en cada uno de sus tours mundiales.
Sin embargo, el aura de Yes no ha tenido la resistencia de unos Floyd o unos Genesis, y se ha visto debilitada por una incapacidad de conectar con una audiencia más joven al mismo tiempo que retener a todo el pureterío, que en su época los encumbró a lo más alto, pero que hoy ya no está para tanto trote sinfónico y quizá se contenta con escuchar el "Owner Of A Lonely Heart" mientras conduce.
Todo ello nos puede llevar a pensar que estamos ante una banda acabada, y en un sentido quizá sea así, pero lo cierto es que a día de hoy Yes, con todos los cambios de formación que ha tenido (otro causante de desapego tal vez), es perfectamente capaz de facturar un disco tan digno como "Fly From Here" y de hechizar a los asistentes  a sus galas en vivo, algo por otra parte natural cuando una banda cuenta con canciones como "Yours Is No Disgrace", "Roundabout", "Close To The Edge", "The Gates Of Delirium", "Awaken", "Don`t Kill The Whale", "Tempus Fugit" o la citada "Owner...".
Hoy en día ni siquiera tenemos al histórico Jon Anderson en la banda. Anda enfadado con su escudero Chris Squire, por querer salir de gira sin él. Fue sustituido por un tal Benoit David, cantante en una banda tributo a Yes descubierto por Internet (¿a que suena esto a Judas Priest?), que grabó el último y estupendo álbum. Ahora el puesto de cantante ha vuelto a verse afectado, y tenemos a un chico, de aspecto tan inocente como el Anderson de los setenta, llamado Jon Davison, que canta y toca el bajo en una banda con evidentes influencias de Yes llamada Glass Hammer. En el teclado tenemos a un viejo zorro, el ex-Yes y timón de Asia Geoff Downes, que sabe de sobra cómo construir partes de teclado engañosamente simples y siempre elegantes. Sólo estuvo en un disco de Yes, el infravalorado "Drama", pero su labor fue tan excelsa que resulta plenamente justificable su inclusión como miembro histórico de la banda.
En las labores de guitarra, bajo y batería tenemos a los fantásticos Steve Howe (uno de los mejores hachas de la historia del Rock, sin duda), el ya citado Squire y Alan White, respectivamente, que se encargan de dar validez al hecho de que lo que estamos viendo y escuchando es Yes y no el coño de la Bernarda...
Esta entrada no tiene otra intención que reivindicar no sólo el papel clave de Yes en su tiempo, sino la magnificencia que sobre las tablas estos tipos son capaces todavía de mostrar. No os dejéis engañar, Yes siguen siendo un espectáculo de primera fila, y el chico nuevo suena como los ángeles, es decir, como el añorado u olvidado según el caso Jon Anderson. Y si no me creéis, echad un vistazo al enlace que os dejo más abajo, bordando el "Wonderous Stories"...
http://www.youtube.com/watch?v=9h28ndXr1s0